Templanza.

El secreto radica en canalizar el dolor y el ansia.

Enfocarlo en los hechos que permitieron existieran en primera instancia.

Recordar que el presente es efimeramente el producto de todo lo que fue. Asi como el escenario de gestación de todo futuro.

Las carencias son inclementes latigos que me recuerdan las formas en que no he sido suficiente.

Los miedos son vastagos de la conciencia de lo pequeño que es cada individuo, La perpetua amenaza de la victoria de el aislamiento, la vanidad y las falsas justicias.

Y la esperanza. Es un acto de fé que dice que estamos haciendo lo mejor que podemos, que somos validos y vigentes por virtud de existir. Y que encontraremos, o en su defecto, produciremos el sendero.

Es muy arduo discernir el camino a uno mismo.

Imposible, creo yo, en compañia.

Ejerzo mi creer, primaria y fundamentalmente en mi vida.

Pero uno siempre salpica.

Existo.

Y no lo lamento.