El concepto
de nación moderno es un absurdo de tiempos pre-internet.
Donde las
personas se congregaban y relacionaban de acuerdo a motivos geográficos y
culturales.
Hoy en día,
la geografía es poco pretexto gracias a los esfuerzos globales para conectar
las poblaciones del mundo.
La cultura también
es algo que se está enfrentando a una realidad de conocimiento mutuo. Donde
toda practica es inevitablemente cuestionada al ser expuesta a aquellos para
quien el concepto es alienígena.
El
principio que define a las naciones es el de un colectivo de individuos
integrados para lograr más. Debemos de recordar
Sin
embargo, la manifestación moderna de eso, lejos de ser una que fomente la
verdadera integración que permita la mejora de la calidad y condiciones de vida
de los individuos que la conforman, es la de un colectivo de personas con
dominio de los esquemas que cohesionan este concepto bastardizado de nación
utilizando ese conocimiento y poder para incrementar sus bienes, y perpetuar el
estatus quo.
De alguna
manera logramos crear un organismo suficientemente complejo para ser intocable
por el individuo, pero no por las organizaciones.
Luego
entonces es fácil ver como una organización con más preparación y recursos
puede fácilmente segregar a los demás del núcleo de este sistema.
La
diversidad de experiencias de vida posibles dentro de un territorio básicamente
garantiza que habrá sectores poblacionales sin terreno común que permita la empatía.
De forma
que cuando un estrato social con control del sistema se forma, este carece de
el afán de perseguir los intereses de los estratos por debajo de ellos.
Ese mismo
estrato de control, persiguiendo sus intereses, toma decisiones que usan (en
todos los sentidos de la palabra) al resto de la población de la nación.
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