Una de las más grandes limitaciones que
experimenta el ser humano en su estado actual. Es el límite de su capacidad de
acción eficiente o congruente.
Un ejercicio del pensamiento al que me
gusta exponer a las personas a mí alrededor es el plantear un escenario donde
la persona en cuestión tiene control sobre un aspecto de la vida o la realidad.
La pregunta común es;
¿Qué
es lo que harías en caso de tener el poder para elegir sobre todos nosotros?
Acto seguido es necesario construir un
experimento del pensamiento donde la persona en cuestión tenga el poder para
dictar las reglas que nos rigen. (Dentro del contexto social normalmente) De
manera en que no tenga que explicar o explorar el cómo se llegó a ese punto.
Las respuestas siempre son variadas.
Pueden ir desde el extremo nihilista hasta la exposición de las más sinceras
odas de proyección personal donde se exponen los trucos y claves por las cuales
la persona calcula que se encuentra “la respuesta”.
Acto seguido viene mi labor deconstructivista
para poder plantear las consecuencias de la realización de los actos propuestos
en el mundo.
Por falta de inspiración solo puedo decir
que es una experiencia extenuante que nos lleva consistentemente a la
conclusión de que el mundo es un lugar muy amplio y complejo para ser regido
por un solo individuo.
Aunado al hecho de que la única respuesta
constante a las preguntas de humanidad y orden social, es que tenemos que
aspirar a educar a todos los humanos, y a confiar en que atraves de la introspección
y empatía que ganen con ese conocimiento, encuentren la bondad y promuevan la
justicia.
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